Pilotando Maletas

EEUU/NYC – Día 4: El Día de Héctor en Coney Island

 
En todas vacaciones que hacemos hay un día dedicado exclusivamente al rey de la casa, lo llamamos el
«Día de Héctor» y en esta ocasión fuimos a Coney Island!!

 

Coney Island es la «playa de Nueva York». Más concretamente es una península al suroeste de Brooklyn donde puedes escapar del tráfico, las aglomeraciones, el humo, y el jaleo de la Gran Manzana.

Tienes playa, bulevares llenos de tiendas de cosas curiosas, un paseo de película (en el sentido más literal), un parque de atracciones al lado de la arena, uno de los mejores puestos de perritos calientes que recuerdo e incluso pudimos ver como hinchaban una pantalla de cine inmensa en medio de la arena para ver una película tumbados allí mismo. No me extraña que los neoyorkinos escapen en su tiempo libre a esta parte de la ciudad!!

Cine al aire libre en plena playa

Pero bueno poco a poco y os cuento como llegar, qué hacer, coste del día y nivel de diversión. Lo primero y principal es madrugar! Siii, es duro, estamos de vacaciones, llevamos cuatro días sin parar de caminar pero es el Día de Héctor, así que hoy toca aprovecharlo como niños!

Fuimos a desayunar a Magnolia Bakery, en la 6th Av, increíble los pastelitos que tenía, el tema del café es más difícil de dar con uno bueno, será porque soy muy cafetera, pero en pastelería son geniales! No dejéis de probar este sitio porque merece la pena, y sin asustaros de las colas que hay…

Con la tripa llena y un niño atacado de los nervios de no saber donde íbamos a pasar su día, nos dirigimos al metro.

Hay que decir que solemos guardar en secreto donde lo vamos a llevar. Por varias razones: le resulta motivador para sobrellevar el resto de días saber que uno de ellos haremos algo que le guste a él durante 24 horas, la sensación de que es importante para nosotros compartir las cosas de niños con él y porque su cara al descubrir la sorpresa no tiene precio jeje.

A veces estos pequeños detalles hacen que las vacaciones sean buenas para todos, porque es como un premio por aguantar caminatas interminables, museos, días enteros sin parar, etc. Es nuestra forma de entender las vacaciones en familia, hoy toca cosas de niños y mañana cosas de mayores, así nos adaptamos todos a todo.

Volviendo al tema, cogimos el metro después de desayunar, la línea N hasta la parada «Coney Island – Stillwell Avenue», el trayecto es más o menos de una hora, pero resulta cómodo. Conforme llegamos ya se divisa lo que será nuestra diversión de hoy y Héctor entonces se da cuenta de donde vamos. Sí, hoy disfrutaremos del parque de atracciones de Nueva York, el llamado Luna Park.

Cuando bajas del metro lo primero que ves al salir de la estación es Nathan´s Famous Hot Dog, dicen que es el mejor sitio para probar un auténtico perrito caliente, está abierto desde 1916 y tenéis un pequeño puesto justo en la entrada del parque, nosotros sí que lo probamos y estaba buenísimo!!

Nathan´s Famous Hot Dog

Sigues caminando y llegas a una gran tienda de caramelos, IT´SUGAR, a «sweet shop» que dice Héctor!. Pero es enorme, con caramelos de todos modelos, colores y sabores…vamos una tentación!

La super tienda de caramelos!

Avanzas por esa misma calle y no tiene perdida, llegas a Luna Park. Se trata de un parque de atracciones muy antiguo que ha sido reformado hace relativamente poco tiempo. Han mantenido las atracciones más famosas como la noria de 45 metros y el Cyclone, la montaña rusa más antigua de Nueva York que data de 1927.

La montaña rusa Cyclone

La gran noria

El parque tiene varias opciones de entrada según el tiempo que vayas a estar en él. Nosotros le cogimos a Héctor la «Kiddie Wristband», es una pulsera que le ponen al niño y puede montarse ilimitadamente en todo durante 4 horas en unas zonas determinadas del parque, cuesta $20.

¿Por qué nos decidimos por esta opción y no por otras? Sencillo, tenía 3 años, sabíamos que 4 horas sin parar de montarse al final le cansarían, y porque las otras opciones abarcaban zonas del parque que son para adultos.

Esta era la pulsera infantil, se activa cuando se monta en la primera atracción y luego cada vez que la pasa por el lector de las siguientes te va diciendo el tiempo que te queda. pero por supuesto tiene truco. Cuando la compras te explican que si no da la altura el niño para determinadas atracciones tiene que ir acompañado de un adulto y ahí es donde picas.

Tienes que comprar tickets a parte para poder montarte con él, porque tú no llevas pulserita. Nosotros compramos el pack de «40 credits + 8 bonus credits», que cuesta $40, porque algunas atracciones valen varios «credits» por persona.

Al final aunque no daba la altura, nadie nos pedía la tarjeta de los créditos, así que yo os diría que cojais sólo la pulsera infantil y luego dentro hay unas taquillas que venden los tickets de adulto, si veis que os piden pues los comprais ahí mismo en un momento y sólo los que necesitéis. El precio del crédito es de $1.

El parque está dividido en áreas por edad

Pasamos un día genial, disfrutando como niños y montándonos en todo lo que pudimos, pero como imaginabámos antes de las 4 horas Héctor estaba agotado y nos fuimos a comer el famoso perrito caliente a pie de playa.

Salir del parque al paseo de la playa fue como estar en una película americana. Todo de madera, con el parque de atracciones allí mismo, los perritos calientes, la arena al otro lado.

Tuvimos que irnos un rato a jugar a la arena porque encima hacía una tarde buenísima y un montón de gente paseaba y se reunía al lado del mar.

Como en una película americana!

Jugar en la arena fue el broche final al Día de Héctor!

Habíamos pasado un día maravilloso y muy divertido en Coney Island y su parque de atracciones!!! El peque tenía una sonrisa en la cara permanente y nosotros de verlo a él también. Nos gustó mucho descubrir esa zona de Nueva York, que también tiene su encanto y probar los famosos Hot Dog de Nathan´s. Montarnos en todas ferias y compartir en familia un día tranquilo sin ir corriendo a ver otra cosa.

A veces una parada en mitad de las vacaciones te hace coger aire, descansas y así al día siguiente puedes seguir disfrutando como el primer día.

De vuelta en el metro, durante otra hora, Héctor lógicamente se durmió y nosotros empezamos a preparar el itinerario del siguiente día, que iba a ser movidito….

Sentirse niños por un día…

                                                                                                               …continuará.

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