Pilotando Maletas

EEUU/NYC- DIA 6: Empire State – Statue of Liberty – Ellis Island – Wall Street – Trinity Church – Charging Bull – Chinatown

Conociendo los iconos americanos:

La Estatua de la Libertad, Empire State…

 

Teníamos muchas ganas de ir a ver la Estatua de la Libertad de cerca, estar allí y enseñarle a Héctor lo grande que era.

Esperamos hasta que salió un día soleado y disfrutamos en familia de la experiencia.

 

Cuando nos levántamos el sexto día, en la Gran Manzana estaba saliendo el sol, las predicciones del tiempo eran favorables y el día perfecto para ver dos iconos americanos: subir al Empire State Building y llegar hasta la Estatua de la Libertad.

Desayunamos en Carlo´s Bakery , una famosa pastelería que estaba en la misma calle del nuestro hotel. Un lugar muy recomendable, con mucha variedad de pasteles, cookies enormes llenas de toppings y un café bastante aceptable, al niño leche con colacao (de eso hay en todas partes jeje), una galleta gigante y tan feliz. No hay problema para entrar con la silla de paseo, tiene mucho espacio en su interior y mesas para sentarte tranquilamente.

Con la tripa llena y ganas de ver muchas cosas nos fuimos caminando hasta uno de los iconos americanos de la ciudad, el Empire State Building. El tercer edificio más alto de Nueva York, mundialmente conocido gracias a King Kong, con 102 plantas y alrededor de 400 metros de altura.

Es una de las atracciones que entran con la CityPASS New York, incluye la entrada general al observatorio del piso 86, y además otra entrada de regalo para que vuelvas por la noche a ver la ciudad iluminada. Su horario es de 8 de la mañana a 1 de la madrugada, así que da tiempo perfectamente a visitarlo dos veces en el mismo día.

Nosotros fuimos temprano y no había mucha cola en el acceso. Como en todas las atracciones pasas un control de seguridad y de ahí a un vestíbulo de mármol de Art Decó donde están los ascensores que te llevan directamente a la planta 86. Vimos una pequeña exposición de fotografías del edificio y muchas alusiones a la famosa película. Tienen una tienda donde te venden desde pequeñas replicas del edificio hasta peluches de King Kong.

En nuestra opinión, no es el mirador que más nos gustó pero es un imprescindible si vas a Nueva York. La ventaja de la CityPASS en el Empire State es que puedes ver las dos versiones de la ciudad desde las alturas (diurna y nocturna) y eso sí que merece la pena.

Restaurantes y bares en las azoteas muy animados

Como observatorio, hay que tener en cuenta que, al contrario que en el Top of the Rock, éste está completamente vallado, es decir, tu tienes buena vista desde la terraza pero está rodeada de unas altas vallas de seguridad. Es una terraza sumamente estrecha para toda la gente que hay y con la silla muy poco recomendable, aunque nosotros nos metimos con ella, porque el pequeño iba dormido cuando volvimos de noche. En positivo diré que ver la ciudad iluminada desde la planta 86 es simplemente impresionante.

empirestatenoche

La ciudad que nunca duerme…

Cuando salimos del Empire State nos dirigimos a la calle 34, a la parada de metro Herald Sq Station para ir hasta Whitehall St Station (líneas R y W) y cruzar Battery Park, que es donde se coge el ferry que te lleva a otro de los iconos americanos, la Estatua de la Libertad. Aproximadamente 30 minutos de trayecto.

Su lema es: «La libertad ilumina el mundo»

Esta excursión también entra en la CityPASS NYC, realmente te llevan primero a la Isla donde está la Estatua y luego te trasladan a la Isla Ellis, para finalmente devolverte a Battery Park.

Me pareció muy completo y sin agobios. Cuando llegamos al ferry, había aproximadamente una hora y media de cola, pacientemente tuvimos que esperar. Salen constantemente llenos de gente y vuelven igual.

La experiencia para un niño de 3 años de montarse en aquel barco fue inimaginable para él y para nosotros. Sentados fuera en la cubierta, ves como aparece ante tí el skyline del sur de Manhattan y al otro lado te vas acercando al icono de la ciudad. No podía soltar la cámara de fotos!

La primera parada es Liberty Island, donde está ubicada la Estatua de la Libertad, con sus 42 metros de altura, su imponente figura impresiona de cerca y es de color verde debido a la oxidación, según nos explicaron. Miles de turistas la rodean y fotografían, y los unos a los otros nos ayudamos para salir en fotos de familia a sus pies. Puedes pasear por los alrededores y hay esculturas de famosos personajes históricos. Las vistas son al skyline de Nueva York.

Existe la posibilidad de subir a la Corona, pero no entra con la CityPASS. Tienes que reservar con semanas de antelación y sólo está disponible directamente desde Statue Cruises, dejándote comprar un máximo de 4 entradas por pedido. Nosotros no teníamos interés en subir, porque son 393 escalones y con un niño tan pequeño no lo vimos conveniente, pero ahí está la idea para el que le apetezca!

Vistas desde Liberty Island

Después de una hora de fotos y paseo por la pequeña isla cogimos otro ferry que sale del mismo mismo muelle al que llegan. Pero tener en cuenta que hay dos filas, una de los que esperan el ferry que vuelve a Battery Park y otra fila de los que quieren visitar Ellis Island y su Museo de la Inmigración. Yo también lo considero otro de los iconos americanos por su trascendencia histórica.

Ellis Island fue la puerta de entrada a Estados Unidos para millones de inmigrantes, durante unos 60 años, más o menos hasta mediados de los años 50. En aquel tiempo contaba con hospital, puerto, edificio administrativo donde realizaban controles de personas, enfermedades, trámites de papeles oficiales…todo eso lo puedes ver en su magnífico Museo de la Inmigración.

Hay fotografías, cartas, objetos de época, puedes leer historias reales o escuchar narraciones de cómo deportaban a los más desafortunados con la audioguía que te facilitan al entrar. La puedes pedir en español y a los niños les dan una también, Héctor escuchó atentamente todo!

Museo de la Inmigración

Desde nuestro punto de vista es una visita imprescindible, es bastante grande y requiere para verlo bien por lo menos 2 horas. Dispone de restaurante y nosotros comimos allí, es comida rápida, bocadillo, hamburguesa o panini, nada excepcional. Lo bueno que tiene que si te hace buen día sales a comer fuera, a una zona de bancos y mesas de piedra mirando a Manhattan y con las gaviotas sobrevolando y picoteando lo que los turistas dejan o se les cae. Nos gustó muchísimo la visita a los tres.

Una vez comidos y con las pilas cargadas volvimos al muelle de donde salían los ferrys pero esta vez para coger el de vuelta a Battery Park. Por cierto, este parque es muy bonito y muy recomendable con niños. Las ardillas salen a saludarte y está muy bien cuidado. Existe una zona de juegos al norte de parque, justo donde sale el ferry para Jersey. Tiene unos castillos de madera, pasarelas, bastantes toboganes y columpios y hay un estanque con una fuente que tiene peces de mil colores.

A esta hora del día, Héctor estaba rendido y se quedó dormido en la silla, así que aprovechamos para caminar de vuelta hacia el Empire State, queríamos subir de nuevo para ver la ciudad con todas las luces.

Pasamos por otro de los iconos americanos en Nueva York, el Charging Bull, el famoso Toro, símbolo de fuerza del mercado de valores de Wall Street. Es toda una odisea hacerte la foto con él. Cientos de miles de turistas se empujan por aparecer junto a esta escultura de bronce de 3 toneladas cuya presencia llama la atención inevitablemente por la gente que lo rodea.

Muy cerca del Charging Bull encontramos Trinity Church, es una de las iglesias más antiguas de Nueva York en pleno Wall Street. Rodeada de un pequeño bosque y un cementerio donde están enterradas algunas personalidades de la ciudad. Tiene visitas guiadas y abre hasta las 6 de la tarde. Su entrada es gratuita.

De vuelta decidimos acercarnos a Little Italy, el famoso barrio italiano de Manhattan. Nos quedamos un poco decepcionados, porque nos esperábamos un barrio y realmente sólo queda una calle como tal, «Mulberry Street», el resto ha sido absorbido por Chinatown. Está llena de restaurantes italianos donde tomarte un auténtico «café expresso»!!! pero no tiene nada más…

Little Italy es Mulberry Street

Ya que estábamos en pleno Chinatown, decidimos callejear y explorar China dentro de Nueva York, porque esa es la sensación que nos dió. Es cierto que es una ciudad dentro de otra.

Tienen los puestos de todo lo que se te ocurra a pie de calle ocupando todas las aceras. La comunidad es en un 95% china porque el otro 5% son turistas que se alojan en los hoteles de la zona o están de paso. El tren pasaba por encima de nuestras cabezas haciendo un ruido terrible y muy cerca de las ventanas de los edificios. Los comercios tienen grandes letreros en letras chinas que anuncian peluquerías, ópticas, supermercados, etc

Es difícil pasar con la silla del niño…

Nos sorprendió muchísimo el barrio, con sus costumbres y sus símbolos por todo. Encontramos de casualidad un parque infantil en el que paramos a que jugara un ratito el pequeño. Se había despertado y le apetecía un poco de diversión. Y la verdad….ójala tuvieramos esos parques para niños en cualquier barrio de España.

Todo decorado con motivos y formas chinas, era inmenso, con varias zonas para jugar, la de la arena, los toboganes, columpios, pasarelas, laberintos, todo el suelo adaptado para los más pequeños, con distintas zonas valladas según la edad y completamente cercado con cierres de seguridad para que ningún pequeño pueda abrir las puertas por sí solo.

Nos quedamos alucinados y Héctor se lo pasó en grande. Desde luego si vais a visitar Chinatown no podéis dejar de llevar a vuestros hijos a este parque.

parquechinatown2

Había sido un día lleno de emociones y estabamos todos agotadísimos. Como Chinatown estaba muy lejos del Empire State Building, pensamos que coger el metro era la mejor idea y así lo hicimos.

He de decir que la estación de metro de Chinatown para volver daba un poco de miedito! Tuvimos que bajar varios niveles con la sillita a cuestas por escaleras estrechas y pasillos medio iluminados, hasta que llegamos a nuestro andén y éste se limitaba a 4 metros de largo por 2 de ancho, vamos que aquello era de película!! Menos mal que llegó enseguida el metro y no tuvimos que esperar demasiado porque el calor era agobiante y el lugar muy poco recomendable. No todas las estaciones de metro son como la de Times Square y damos fe de ello.

                                                                                                                         …continuará.

 

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